Sin
dudas, uno de los momentos más obscuros fue el llamado error de diciembre,
efecto tequila o la crisis económica de 1994. Con la caída y devaluación del peso,
la subida de la inflación y la reducción del capital del país, la economía de
México atravesó un mal momento.
Como
parte de esta crisis, el gobierno decidió “rescatar” a los bancos privados de
México los cuales enfrentaban un serio problema al quedarse con mucha deuda y
poco dinero. Este rescate fue conocido como FOBAPROA y es, hoy en día, una de
las mayores deudas que todos los mexicanos seguimos pagando.
Para
entender por qué seguimos pagando dicha deuda, debemos de entender que FOBAPROA
no fue un simple fondo para proteger el dinero de los usuarios de bancos, más
bien se trató de un fondo utilizado para comprar la deuda y refinanciar a los
bancos; básicamente pedimos dinero para evitar que los bancos quebraran.
Pero,
como se trataba de mucho pero mucho dinero, cerca de 690 mil millones de pesos
o el equivalente al 20% del PIB, el gobierno de México no podía pedir simples
préstamos para costearlo.
Allí
fue que decidieron colocar la deuda de modo que todos los mexicanos la pagáramos
con nuestros impuestos. Para ello se realizaron aumentos a impuestos como el
IVA así como se colocó deuda en Pemex y CFE la cual pagaríamos a través del
aumento de sus servicios.
Si
bien una investigación reveló que este rescate solo llegó al 15% del PIB, aún
así seguimos hablando de cifras muy altas. De ese rescate bancario, el 40%
según datos oficiales provino del gobierno y el resto de la recuperación de
activos del banco así como de cuotas.
Actualmente,
y según cifras de distintos medios, lo que se ha pagado del FOBRAPROA haciende
a los 900 millones de dólares y se estima que dos generaciones más, tanto los
nacidos en el 94 y 95 como sus hijos sean los que terminen de pagar la deuda
heredada por el FOBRAPROA a todos los mexicanos.
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